Repudio a la clase obrera

No me siento orgulloso de la presunta clase social a la que pertenezco, no me siento identificado y no hago una forma de vida y mucho menos de combate y lucha a mi ingreso día a día en una nave industrial en concepto de esclavo asalariado depositando una energía física y mental que bien podría estar siendo hoy empleada en lectura, escritura, "ñapas" por la parcela de mi casa o ruta senderista por las montañas que circundan a mi casa; esa auto creatividad que hoy (ayer y mañana) queda abducida entre la tornillería, la marcha y el ruido ensordecedor de la cadena de producción que secuestra mi vida en un promedio de ocho horas diarias  .. Bajo mi auto percepción ser  "de clase obrera", haber nacido con pocos recursos, al igual que haber nacido en Madrid, son meros accidentes; en el caso que estoy refiriendo es un accidente del que debo vivir día a día afrontando sus secuelas, las secuelas que consisten en tener que "prestar mi fuerza del trabajo" al post moderno patrón de camisa "casual" y zapatillas New Balance a cambio de mi subsistencia mensual. A mi me repulsa la clase obrera, me repulsan no sólo mis patrones, como profesa el anarquismo tradicional y reproducen sus fundamentalistas irrestrictos ; ellos (los encamisados de zapatillas deportivas que han reemplazado el viejo estereotipo del barrigón burgués puro en boca) ejercen un papel y pertenecen a una clase social de la que si se encuentran perfecto sentido de pertenencia y de sus facultades de conciencia) ; no, a mi me repulsan fundamentalmente la mayoría de mis compañeros de trabajo, me repulsan sus aficiones banales y superficiales, sus monotemáticas conversaciones, sus machismos, homofobias y sus ideales filo fascistas (muy pocos "conscientes de clase" y trasnochados izquierdistas me he "tropezado" en tantos años laborales), sus baboserías cuando pasan cerca  las administrativas de la oficina con algo menos de ropa de lo habitual por las elevadas temperaturas veraniegas, el "solidario de clase" que ve jodido y agobiado al compañero "machacado" en el umbral de la jubilación y se hace el loco para no ayudarle a cargar peso o coger las cajas caídas . Me repulsa esa condena a la que algunos sadomasoquistas de la izquierda romantizada declaran su honor y lealtad como declaran su honor, orgullo  y lealtad a esos guetos humanos que son hoy día las barriadas obreras con sus yonkis, ludópatas que frecuentan las casas de apuestas de cada esquina del barrio (la demanda existe, dejen ya de paternalizar a los jóvenes que las frecuentan) , pandilleros, alcohólicos y porretas de parque , me repulsa la clase obrera y quienes estigmatizan al trabajador que decide abandonar la inmundicia  para ver crecer a sus hijos en áreas más saneadas como áreas rurales o urbanizaciones, "se está aburguesando" o "ya no quiere saber nada de los colegas" el "que dirán" de los fracasados involutivos; me repulsa la clase obrera sin paliativos, sin matices, ni exculpando a unos o a los otros, sin objetar nada ni salvar nada. Declaro, así mismo, mi odio y guerra a quienes tratan de imponerme sus "apoyos mutuos", sus "nuevos mundos en sus corazones" y sus "transformaciones sociales" y "nuevas humanidades" en detrimento de mi libre individualidad y pensamiento propio; el transformador social y humanitario que no quiere tu libertad, quiere "la tuya y la del proletariado" en conjunción por tanto no quiere la tuya, quiere una libertad homogénea que ya no es tu libertad en la concepción intrínseca e inherente de tu Yo; también a quien impone que yo deba cooperar con mi presuntuoso hermano de clase; los conceptúo como autoridad y no menos autoridad que las de los estados y sus "fuerzas garantes"; estas fuerzas garantes también existentes en la vanguardia del panfleto anarquista societario y/o comunitario y que su cometido es el buen velar de los santos bakuninistas y kropotkianos. A la hoguera la clase obrera,  la lucha del proletariado, a la hoguera el "hacer un nuevo mundo"; de esas cenizas yo construyo y autorealizo mi propio mundo y no permitiré la menos injerencia externa que pretenda subyugarme, llámese estado, llámese comunidad o colectivo y por supuesto, llámese "causa de los trabajadores".

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